Desde hace
muchos años hay una búsqueda incesante de sustancias en los laboratorios de
pruebas para vencer el cáncer. Sin embargo, hasta ahora, ninguna había
demostrado firmemente dicha capacidad desde el punto de vista científico-médico
(otra cosa es la evidencia empírica que existe en muchos pueblos de la
efectividad de determinados tratamientos naturales).
El compuesto
que hace picante la comida y que genera calor en los remedios para los
desgarres musculares puede ser la clave para una nueva generación de
medicamentos contra el cáncer; mata los tumores sin efectos colaterales,
explicó científico.
La
capsaicina, el componente activo del chile, ha producido efectos
"sorprendentes" en pruebas para acabar con una variedad de células
tumorales, incluido el cáncer de páncreas, una de las versiones del mal más
difíciles de curar.
El doctor
Timothy Bates, que dirigió la investigación en la Universidad de Nottingham,
dijo que su equipo descubrió un potencial, talón de Aquiles de todos los
cánceres, pues la capsaicina se dirige a la "central" o fuente de
energía de las células tumorales.
Pero eso ha
sido hasta ahora, pues desde hace poco tiempo, se ha venido constatando la
presencia de algunas sustancias o plantas, como los Ajís o la Graviola,
que están demostrando su eficacia para frenar e inclusive curar este mal
pandémico. En diversos estudios, una sustancia de los Ajís demostró su
poder anti-cancerígeno en cultivos de células de cánceres de pulmón y páncreas
humano. Asimismo, han demostrado que una dosis de esta induce la muerte de las
células cancerosas y no tienen dicho efecto en las células normales.
La sustancia
que hoy estudiaremos se encuentra en los populares pimientos picantes,
chilis o ajís, como se los conoce. Nos referimos a aquella variedad de los
pimientos que contienen una especial potencia pungente (es decir, pican), y su
potencial anticancerígeno se debe a la capsaicina, una sustancia que produce
“el suicidio” de las células cancerígenas. Su acción puede no solamente frenar,
sino también erradicar, esta enfermedad.
Su acción contra el cáncer
La
capsaicina pertenece a una familia de moléculas llamadas vaniloides. Estas
moléculas producen la muerte de las células cancerígenas. Esto lo hacen
pegándose, literalmente, a las proteínas de unos orgánulos muy necesarios de
las células (las mitocondrias) y produciendo la
muerte de las mismas.
Pero lo más
impresionante es que no solamente matan las células cancerosas, sino que no
dañan las células que rodean al tumor, que están sanas, o son normales.
Lo que diferencia
a las mitocondrias de las células cancerosas de las sanas es que tienen
una bioquímica completamente diferente. Esa es una de las razones fundamentales
de esta selectividad de acción de la capsaicina. Esta vulnerabilidad es innata
y selectiva para las células cancerígenas.
En
consecuencia, el consumo de esta sustancia presente en altas dosis en
los pimientos jalapeños,
el ají y otros tipos de pimientos muy picantes, es altamente recomendable
para iniciar un refuerzo de nuestro sistema en la prevención del cáncer, en
general. Como estas sustancias (los vaniloides) entre los que se encuentra la
capsaicina, se encuentran en muchos alimentos, las previsiones farmacéuticas
piensan que se podrá obtener algún fármaco de forma rápida y a bajo costo. Pero
mientras tanto, el Cancer Research UK recomienda reducir el riesgo de cáncer
mediante una dieta saludable y
balanceada, con abundancia de frutas y vegetales.
La prueba empírica
Aplicó el
compuesto a células humanas con cáncer pulmonar (lo que se considera la prueba
de oro, en cuanto a criterios, para los medicamentos anticancerosos) y produjo
una "sorprendente" tasa de muerte celular. Una cifra semejante se
registró en células de cáncer pancreático.
En un
comunicado de los investigadores, afirman: "Estos resultados son altamente
significativos dado que el cáncer de páncreas es uno de los más difíciles de
tratar y tiene una tasa de supervivencia de cinco años y de menos de uno por
ciento". Un medicamento basado en la capsaicina podría ser particularmente
efectivo para tratar cáncer en niños, ya que sus células están predispuestas a
morir por apoptosis.
El doctor
Bates dijo que el hecho de que la capsaicina, parte de un grupo de compuestos
alimenticios conocidos como vainilloides, fuera común y una parte segura de la
dieta en muchos países, podría reducir dramáticamente el número de obstáculos
regulatorios que tiene que remontar cualquier medicamento anticanceroso.
Como usar el chile para prevenir el cáncer
Para lograr
el efecto anticancerígeno deseado, según estos estudios, una persona de unos 90
kg de peso debe ingerir unos 400 miligramos de capsaicina 3 veces en semana.
Ello supone la ingesta de entre tres y ocho chiles habaneros frescos. Pero
¡atención! estos pimientos son los que tienen un mayor contenido en capsaicina,
estimándose el grado de picante, según la escala Scoville, en más de 300.000
unidades, es decir, son superpicantes y puede que su paladar no lo soporte.
Para que nos hagamos una idea, otras variedades como los jalapeños, pueden
contener sólo entre 2.500 y 8.000 unidades Scoville.
Expliquemos
con un poco más de detalle cual es el mecanismo por el cual el chile o ají
actúa inhibiendo o matando el cáncer:
La apoptosis
o muerte celular es un fenómeno normal que se produce en los tejidos y órganos
de nuestro cuerpo, gracias al cual existe un equilibrio entre las células
nuevas y aquellas que son más viejas o están ya deterioradas. Sin embargo, las
células cancerígenas se hacen inmortales ya que evaden genéticamente los
mecanismos moleculares de apoptosis.
Los científicos
observaron que la capsaicina inhibió la actividad de un mecanismo molecular que
está alterado en las células cancerosas(el NF-kappa Beta) y que, en condiciones
normales, participa en la apoptosis o muerte celular, en muchos tipos de
células. La regulación defectuosa del NF-kB por parte de las células
cancerígenas es una de las razones que promueven su eterna supervivencia.
El
componente picante de los chiles redujo además la formación de una
proteína que a menudo es producida en altas cantidades por los tumores de
próstata y que puede señalar la presencia del tumor en hombres. Esta proteína
se conoce como antígeno prostático específico (PSA).
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